Missions València 2030

Ahora más que nunca la sociedad mira constantemente a la ciencia y a la innovación para que nos proporcione soluciones y respuestas a las grandes emergencias que la humanidad está enfrentando. En este contexto de urgencia y de mirada a la innovación, la ciudad de València asume el liderazgo lanzando Missions València 2030, un modelo de gobernanza de la innovación basado en misiones que mejoran la vida de las personas. Este modelo de gobernanza aúna a todo el ecosistema de innovación sin excluir a nadie, porque las misiones de una ciudad, de un país o de toda Europa se consiguen desde la diversidad y con la suma de todas las partes, de todo el talento y de todas las fuentes de conocimiento.

Esta es la historia de la innovación en València inspirada por las ideas de la economista Mariana Mazzucato y por las propuestas europeas en materia de investigación e innovación para esta década. Esta es la historia de un impulso de amplio espectro político, social y técnico que ha situado a València a la vanguardia europea de la innovación orientada a misiones, habiendo sido reconocida por la Comisión Europea como una de las seis ciudades europeas más innovadoras en 2020 y aspirante a Capital Europea de la Innovación.

Aprendizajes europeos

La evaluación y la experiencia acumulada en el despliegue de las políticas europeas en investigación e innovación hasta 2020, nos han brindado valiosos aprendizajes de cómo han funcionado los esfuerzos realizados en estas materias y cómo deberían afrontarse en el futuro.

¿Qué son las misiones y por qué las necesitamos?

Una misión es un conjunto de acciones transdisciplinares que se desarrollan en un plazo determinado. Una buena misión para la ciudad de València debe ser estimuladora para el impulso innovador desde diferentes sectores y disciplinas.

Además, debe inspirar a la creatividad, al talento y al conocimiento. Los objetivos de la misión deben ser claros, medibles y acotados en el tiempo.

«Las misiones deben formar parte de las preocupaciones de la ciudadanía y de la sociedad valenciana. Deben importarles.»

Missions València 2030 nos incorpora a la vanguardia europea de las ciudades que focalizan su investigación e innovación orientada a misiones de ciudad

que mejoren la vida de las personas y es nuestra aportación desde la innovación de València a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS 2030).

¿Por qué Missions 2030?

Aspiramos a una ciudad de València más saludable, más sostenible, más compartida y emprendedora que establece misiones que mejoran la vida de las personas en en las siguientes áreas de relevancia.

Aspiramos a generar una constelación de proyectos de innovación con impacto en las misiones de València 2030 procedentes de todo el ecosistema innovador. Aspiramos a que las personas perciban el valor de la innovación en la mejora de sus vidas.

Foto del carril central del río

Ciudad Saludable

Según la definición de la OMS, “Una ciudad saludable prioriza la salud en todas sus actuaciones, se compromete con ella, tiene una estructura para trabajar y comienza un proceso para conseguir aumentarla.

La salud es algo más que la ausencia de enfermedad o la actividad curativa de los servicios sanitarios: puede crearse si el entorno donde vivimos nos facilita estilos de vida más sanos“.

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Áreas de relevancia

  • Equidad en salud entre barrios en todas las etapas de la vida. Tu código postal, el país, el barrio donde has nacido, en el que vives, condicionan tu salud. Los determinantes sociales son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas adoptadas. Los determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las inequidades sanitarias, de las diferencias en salud, y además son evitables. La equidad en salud recoge aquellos proyectos que contribuyan a las reducciones de estas desigualdades.
  • Longevidad y envejecimiento activo. Vivimos más años, pero ¿vivimos mejor?. ¿Cómo podemos hacer ciudades y entornos más amigables para ellas?, ¿cómo podemos abordar la fragilidad?, ¿son todas las personas mayores iguales?, ¿tienen todas las mismas necesidades?, ¿cómo aprovechar y poner en valor sus saberes y experiencias? Estas son algunas preguntas a las que una ciudad saludable debería dar respuesta.
  • Fomento de hábitos saludables con especial foco en la reducción de la obesidad infantil. La prevención mediante la promoción y adopción de hábitos saludables hoy puede salvar y alargar vidas. La obesidad infantil, por ejemplo, es una pandemia mundial reconocida por la OMS que compromete la salud de nuestras generaciones más jóvenes, que pueden llegar a ser los y las enfermas crónicas de un futuro próximo.

Ciudad Compartida

La ciudad compartida es aquella que imaginamos desde la relación entre las distintas personas que habitan la ciudad. Construye un espacio de transición hacia una sociedad más cuidadora, inclusiva y equitativa que avance en la cobertura universal de los derechos civiles y políticos, involucrada contra la discriminación y las violencias y que coopere en la garantía de los derechos sociales, culturales y ambientales.

La ciudad compartida avanza desde enfoques participativos, ecofeministas e interseccionales y fomenta estrategias urbanas que impliquen a la ciudadanía en el diseño y producción de políticas públicas de innovación orientadas al bien común; políticas redistributivas dirigidas a paliar la desigualdad en el acceso y ejercicio de derechos y en los usos públicos.

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Áreas de relevancia

  • Reconstruir los vínculos sociales y el tejido comunitario en la lucha contra la soledad no deseada. Paradójicamente vivimos en ciudades cada vez más pobladas en que las personas nos sentimos más solas. La situación es especialmente preocupante entre nuestras personas mayores donde un 5,4% de la población total de la ciudad son personas de más de 64 años que viven solas (un 76,2% de ellas, mujeres)
  • Reducción de desigualdades, focalizándose en aquellas diferencias injustas y evitables entre grupos sociales que nos permitan no dejar a nadie detrás y ofrecer el mismo nivel de oportunidades para el progreso y el bienestar colectivo.
  • Incentivar la cooperación público comunitaria y el estímulo a los comunes urbanos, entendidos como aquellos recursos compartidos (materiales o inmateriales, naturales o artificiales) en el ámbito urbano que no son gestionados ni por el estado ni por el mercado, sino por una comunidad. Abarcan desde experiencias milenarias como el Tribunal de las Aguas de València, hasta otras propias de la sociedad de la información en la que vivimos como la Wikipedia.

Ciudad Emprendedora

La mirada emprendedora de la ciudad se interesa por una ciudad próspera mediante el fortalecimiento de su tejido productivo, emprendedor y social con especial focalización en procesos intensivos de digitalización. Su propósito es conseguir sociedades resilientes capaces de recuperar pronto sus principales indicadores sociales y económicos ante crisis y catástrofes sobrevenidas, a la vez que mantienen sus equilibrios en salud, sostenibilidad y solidaridad.

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Áreas de relevancia

  • Fortalecimiento del ecosistema productivo.
  • Completa digitalización
  • Mejora de la resiliencia de las ciudades antes situaciones de crisis o catástrofes

En esta línea, la València del 2030 tendrá que ser una ciudad atractiva para las personas y el talento. Una ciudad que garantice su calidad de vida y la vivencia en un entorno saludable, además de ofrecer oportunidades laborales y de desarrollo profesional conjugando diversidad, aprendizaje y el enriquecimiento mutuo.

La actividad local y de proximidad son la base fundamental de una economía que genera ocupación digna y de calidad con la integración plena de jóvenes, mujeres y migrantes. En 2030 la ciudad estará inmersa en una transición ecológica y digital inclusiva en continua evolución que creará un entorno propicio para la inversión y la emprendeduría con impacto económico, social y medioambiental fortalecido y resiliente. Una ciudad que vinculará la producción de las necesidades sociales y materiales y que contribuirá al desarrollo de todo su potencial humano.

Ciudad Sostenible

La ciudad sostenible hace referencia a la relación entre las personas y el medio ambiente. Es aquella donde el entorno y sus habitantes gozan de dignidad y calidad, sin poner en riesgo los recursos existentes y teniendo en cuenta las generaciones futuras.

Una ciudad sostenible es un planeta habitable que sabe integrar el verde y el azul urbano y mantener su biodiversidad, reducir la emisión de gases de efecto invernadero para mejorar la calidad del aire, utilizar energías renovables, promover la movilidad urbana y el uso del transporte público, generar espacio de ocio y cultura accesible a todas y todos, fomentar el consumo y la producción local y sostenible, y apostar por la economía circular para reutilizar o eliminar los residuos que genera.

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Áreas de relevancia

  • La reducción del 50% de residuos y emisiones CO2 y el aumento del 50% del uso de energías renovables, ya que las ciudades suponen el 75% del consumo de energía y el 80% de las emisiones de CO2. En el caso de València, la dependencia energética del exterior es del 99,5%. Un dato adicional: cada año se desperdician en la Comunitat Valenciana unas 290.000 toneladas de alimentos, lo que supone 800 toneladas tiradas a la basura cada día.
  • Potenciar la infraestructura verde y azul y entretejerla con la ciudad, que contribuya a mantener y mejorar la biodiversidad y nuestra conexión con la naturaleza. Además, aporta servicios ecosistémicos como la purificación del agua, la fertilización y salud del suelo o el almacenamiento de carbono, como es el caso de la Huerta de València o la Albufera.
  • Consumir menos, mejor y de forma local, puesto que es más sostenible y más justo que consumir productos elaborados a miles de kilómetros en condiciones ambientales y laborales indignas, generando una huella ecológica muy elevada y sobrepasando los límites físicos del planeta. El consumo de productos locales fomenta mayor calidad, reduce las emisiones asociadas al transporte e incide en la dinamización de la economía local y la creación de empleo.

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